La búsqueda de nuevas formas de vida extraterrestre por parte de la comunidad científica y astronómica parece estar dando frutos. El pasado 17 de abril, un grupo de astrónomos británicos publicó un estudio en la revista científica The Astrophysical Journal Letters, en el que se afirma haber detectado indicios de vida en el exoplaneta K2-18b.
A pesar de que los expertos aseguran con un 99,7% de certeza la presencia de sulfuro de dimetilo (DMS) y disulfuro de dimetilo (DMDS) en la atmósfera del exoplaneta, moléculas producidas por la vida microbiana, han preferido no hablar de descubrimiento en su propio estudio debido a la falta de pruebas más concluyentes.
Mediante el uso del Telescopio Espacial James Webb, el equipo de investigación ha podido determinar que K2-18b podría tratarse de un mundo Hycean o un planeta potencialmente habitable completamente cubierto de agua líquida con una atmósfera rica en hidrógeno. Además, como destaca Nikku Madhusudhan, uno de los autores del estudio, el exoplaneta se encuentra a la temperatura y distancia adecuadas de su estrella para albergar agua líquida en su superficie.
“Trabajos teóricos previos habían predicho la posibilidad de altos niveles de gases sulfurosos como el DMS y el DMDS en los mundos Hyceanos. Y ahora lo hemos observado, tal como se predijo. Dado todo lo que sabemos sobre este planeta, un mundo Hyceano con un océano repleto de vida es el escenario que mejor se ajusta a los datos disponibles”, afirma Madhusudhan.
El papel del telescopio Webb en esta investigación ha sido fundamental para obtener estos resultados.
Durante el desarrollo de la investigación, los astrónomos emplearon repetidamente las herramientas del Telescopio Espacial James Webb para detectar diversas moléculas de dióxido de carbono y metano en la atmósfera del planeta. “Esta línea de evidencia independiente utiliza un instrumento y un rango de longitud de onda de luz distintos a los de observaciones previas, sin superposición con estas”, declaró Madhusudhan.
Si bien la línea de investigación ha avanzado significativamente en comparación con otros trabajos, los investigadores reconocen la necesidad de más datos antes de afirmar la existencia de evidencia directa de vida extraterrestre. “Es crucial mantener un escepticismo profundo hacia nuestros propios resultados, ya que solo mediante pruebas repetidas podemos alcanzar la confianza en ellos”, añadió.
En las conclusiones del estudio publicado, los autores detallan que las observaciones han alcanzado un nivel de significancia de tres sigmas, es decir, una probabilidad del 0,3% de que las detecciones sean aleatorias. Para que una investigación se considere un descubrimiento científico, las observaciones deben cumplir un umbral de cinco sigmas, o una probabilidad inferior al 0,00006% de que sean aleatorias.